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Las Ramblas de Barcelona, monopolizadas hasta ahora por tiendas de souvenirs y locales de restauración, han atraido finalmente a las grandes cadenas de moda.
El último año se ha disparado la demanda en la calle más turística de Barcelona, con el inconveniente que los locales comerciales son de tamaño reducido y las cadenas de moda buscan cada vez locales de mayor tamaño. Al problema del tamaño de los locales se añade la prácticamente nula disponibilidad de locales en alquiler a lo largo de toda la calle. El año pasado la tasa de desocupación media se situó en el 2%, según el informe de Ascana, una de las más bajas de la ciudad.